lunes, 6 de abril de 2009

¡¡Veo falos por las esquinas!!

Estoy empezando a preocuparme. Veo falos por las esquinas. Y no solo eso, por las mañanas, los vasos de precipitado entran en erección creciente, y entablan entre ellos una competencia para ver quien la tiene más grande... (la sombra más grande, digo) Y eso no es normal. Algo está pasando. Sí... algo me está pasando. Lo presiento.

A lo peor es que la primavera y los óxidos nitrosos que flotan en el ambiente del laboratorio se confabulan y me hacen ver cosas raras. Así que huí a Córdoba, que ahora huele a azahar y está muy lejos de rezumar ponzoñosos vapores raros... por eso esta esquina me heló el corazón.

Sin apartar la mirada de eso, con el alma en un puño, temiendo lo que iba a responder, le pregunté a mi compi de la vida:

— Niña, ¿qué ves ahí?
— ¿Qué quieres que vea? —me dijo—. Pues una columna robada en Medina Azahara y colocada en la esquina...

¡¡Virgencita_míaaaa!! Lo-sabía-lo-sabía.

¡¿No será que me agobia el armario a estas alturas de la vida?



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