martes, 17 de marzo de 2009

Aborto, obispos, chantaje

En una sociedad que se organiza en torno a la voluntad popular, los partidos políticos están para cambiar la realidad y acercarla a los planteamientos ideológicos de la mayoría… y esto lo hacen desde el gobierno y desde la oposición, en el parlamento y en la sociedad, en una tarea amplia que debería ser noble —aunque esto sería otra historia—, sujeta a la ley y con unas miras más altas que el propio partido. Sí, los partidos políticos están para eso… y si no cumplen las expectativas de los ciudadanos, se les cambia.


…pero los obispos españoles quieren hacer lo mismo sin someterse a la voluntad popular. Si fueran simples ciudadanos tendrían todo su derecho a exponer sus ideas… pero, no nos engañemos, los obispos no son simples ciudadanos: esta gente usa sotana y alzacuello. La sotana y el alzacuello se convirtieron en símbolos rancios de ascendencia moral sobre el común de los mortales —cosa que servidor reconoce pero cuestiona desde el origen— son los símbolos del chantaje más aborrecible que han inventado los hombres. Y digo chantaje aborrecible porque los obispos se reservan con malas artes la gestión de la salvación eterna y las llaves del eterno castigo… El mensaje de esta gente es simple:
Nosotros tenemos en monopolio la gestión del mensaje divino. Nuestra voz es la única verdad. Nosotros no podemos estar equivocados, estamos por encima de las cuestiones humanas. Si obedeces tienes un premio sublime. Y si no obedeces te castigamos para toda la eternidad…

Este mensaje, propio de débiles mentales, infantil y absurdo, es el que sigue en vigor y dice muy poquito a favor de quienes lo asumen… las últimas excomuniones de Brasil demuestran la vigencia (recordemos que en Brasil, una niña de nueve años, repetidamente violada por su padrastro, abortó; y en consecuencia, la iglesia brasileña, respaldada por el Vaticano, excomulgó a madre y médicos…) Me parece que seguir haciendo caso a esta gente es un insulto a la humanidad.

Por eso, cuando la clerigalla sale de las iglesias y entabla pelea política (en el día de hoy en contra de una ley de aborto) está haciendo trampas porque, desgraciadamente en España, muchas personas de bien siguen sintiendo un atávico respeto por las sotanas y alzacuellos, sin duda herencia de una época oscura. Falsa ascendencia moral que usan para exigir obediencia a personas de bien y a legisladores… cuando la única obligación del legislador debería ser promulgar leyes laicas que defiendan derechos para todos, y de ninguna manera convertir los dogmas de la clerigalla en leyes castrantes para crédulos e incrédulos.

A nadie le gusta el aborto y todos podemos opinar sobre la oportunidad de ampliar o no las leyes… pero sin trampas, en buena lid, sin insultar a la inteligencia del personal, sin auto_arroparse en verdades absolutas de obligado cumplimiento, sin hacer creer que no hay comportamiento ético fuera de la moral católica… sin usar los símbolos del chantaje infame.

Las religiones con vocación de poder, como la vaticana, no caben en lo público y sobran en los parlamentos. ¿Hasta cuando vamos a tolerar la farsa?



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