martes, 3 de febrero de 2009

¿Qué nos queda si desconfiamos de la justicia?

Un supueso:
¿Qué pasaría si un señor violase con saña y repetidamente a mi hija, y luego la asesinase lentamente... y entonces yo, fría y calculadamente, cogiera mi viejo kalashnikov, entrara en el edificio del presunto violador y asesino y le descerrajara el cargador entero; pero entonces -¡vayapordiosquépena!- me llevara por delante (sin querer, como si fueran víctimas colaterales) a tres o cuatro niños que por allí pasaban? ¿Eh? ¿Qué me pasaría?
Mi crimen no podría quedar impune. ¡No debe quedar impune! La gente no puede hacer eso en un estado de derecho porque todos hemos convenido en ceder al Estado el uso de la única violencia posible. En una democracia, la violencia adecuada solamente la ejerce el Estado y se ajusta a lo convenido por las leyes. Mi amigo Manresa, que es abogado, dice que en España me caerían treinta años de cárcel. Y merecidos que me estarían.

Entonces el homo sapiens venido a menos se pregunta ingenuamente...
¿Qué le va a pasar a Israel después de lanzar una bomba de una tonelada contra el edificio en el que supuestamente estaba Salah Shehadeh, jefe militar de Hamás y presunto terrorista... con la intención de ejecutarlo sin que hubiese sido juzgado por ningún tribunal?
¿Qué les va a pasar a los responsables de lanzar esa bomba de mil kilos que asesinó selectivamente a Salah Shehadeh a cuenta de sus presuntas acciones pasadas y futuras... y que, al mismo tiempo, mató a catorce inocentes, incluidos mujeres y niños que solo estaban allí?
http://www.clarin.com/mundo/Bombardeo-Palestinos-destruido-edificios-israeliAFP_CLAIMA20140824_0040_28.jpg

Me temo que no les pasará nada.

Hay leyes para el común de los mortales, y también hay recontra leyes para que los presuntos asesinos de ese calibre queden libres y alegres... Me temo que no haya justicia a esos niveles. Ellos son los poderosos y las leyes se hacen para los otros. Y son poderosos solamente porque también están respaldados por un ejército poderoso e impune, no porque les asista la dignidad. Les basta con no reconocer la jurisdicción de los tribunales internacionales, o simplemente, con alguna que otra argucia legal. La historia de naciones y hombres poderosos es esa.

Es asombroso, pero cuando el juez Andreu, de la Audiencia Nacional de España, accede a investigar este posible crimen contra la humanidad (me refiero a lanzar una bomba de mil kilos contra un edificio lleno de civiles / véanse estos artículos: UNO, DOS y TRES) la política diplomática aborta el intento... O sea, la diplomacia ni siquiera quiere que se investigue.

Y así es como Tzipi Livni y Moratinos, ministros de exteriores de Israel y España, reconocen abiertamente que la investigación de este hecho y, por tanto, la búsqueda de justicia para las víctimas NO ES LO MÁS IMPORTANTE. No, para estos dos políticos no es lo más importante. Y dicen abiertamente que “...lo importante es hacer todo lo necesario para que [la decisión judicial] tenga el menor impacto [en las relaciones bilaterales] y pueda tener una solución satisfactoria para ambos países”. Y para colmo ambos admiten que el intento de investigar el asunto es un abuso del sistema legal español... ¡¡Manda güevos coloraos!!

Al homo sapiens venido a menos le quedan ya muy pocos palos en el sombrajo... y a estas alturas ya solo se conforma con que un juez admita la posibilidad de juzgar al gobierno israelí por crímenes contra la humanidad, las catorce víctimas se lo merecen.

¿Qué nos queda si desconfiamos de la justicia?


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