lunes, 4 de agosto de 2008

María Eugenia y Juanmi han tenido un pollo


No es broma: han tenido un pollo sano y regordete (AQUÍ la noticia) Hace un año colgué una entrada en este blog que hablaba de las experiencias del Voluntario Alejandro, intrépida Madre Adoptiva de los Ibis Eremita (Geronticus eremita) que son unos pájaros negros, bastante feos (pero Alejandro dice que se les llega a querer) de pico rojo y largo, en claro peligro de extinción. En España desaparecieron en el siglo XV y el Proyecto Eremita intenta reintroducirlos para que formen una colonia estable y reproductora.

No hace mucho me preguntaba en este blog que habría pasado con la humanidad si en lugar de apostar por el desarrollo de la superstición religiosa -en forma de templos imponentes y obras de arte eternas- los hombres hubieran apostado por la ostentación de la razón y de las ciencias humanas, ¿qué civilización tendríamos ahora...?

(Dejadme ahora ejercer de ingenuo idealista...)

...estaba pensando en esfuerzos como este; pequeños (casi ínfimos); aparentemente sin justificación si miramos las miserias del mundo; altruistas, en sintonía con el planeta y aceptando la presencia humana como una especie más, humilde y obligada a reconducir los errores de su conducta. ¿Qué civilización tendríamos hoy día si a lo largo de la historia nos hubiera movido -por ejemplo- las mismas motivaciones íntimas que han servido para justificar la recuperación del ibis eremita?

¿Alguien gana dinero con esta recuperación? Creo que nadie se hará rico con esto. Se puede buscar reconocimiento académico, intelectual, personal; se puede buscar que le reconozcan a uno la buena gestión administrativa; es justo. Pero poco más. Esto, y cosas como estas no se hacen por dinero. Es otra cosa... se enraíza en la zona noble del ser humano y en el afán de aprender y satisfacer su curiosidad. ¿Existe algo vergonzoso en decirlo?

Supongo que desde la idea inicial del Proyecto Eremita hasta el nacimiento del pollo en Barbate (Trafalgar le llaman) han contribuido numerosas personas, cada una con su tarea. Y todos tienen su cuota_parte de protagonismo... y todas tienen mi admiración.

Llamé a Alejandro por teléfono:

-Alejandro. ¿Te has enterado que ha nacido un pollo?

-Si... el Juanmi ha sido, con la Mari Eugenia. ¡El joío...!-. Yo creo que en el fondo le tiene aprecio al pájaro porque mantiene una imagen del Juanmi como fondo de su móvil (es una foto que le hizo Miguel) .

-Pero, ¿los reconocéis y los llamáis por su nombre?

-Claaaaro... el Juanmi. Es un sinvergüenza... se viene todos los días comer al campamento, con la Mari Eugenia y el pollito. ¡No saben ná ni ná!

Pues va a ser verdad lo que dice el niño, que a pesar de lo feo, se les llega a querer...



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