martes, 15 de abril de 2008

Llevo un rato mirando mis propios zapatos


Llevo un rato mirando mis propios zapatos. No me apetece levantar la mirada. Me arriesgo a encontrar otra mirada y no sabría qué hacer con ella...

Mary Cholis se apaga lentamente. No tiene vuelta a tras. El tiempo no retrocede... no puede. Es cruel tanta lentitud. En realidad la muerte no es un problema, lo difícil es morirse de una puñetera vez. Pero esa parsimonia inexorable, como de gota tras gota cuando ya apenas quedan gotas, siempre es una crueldad. ¡Hay que ser idiotas para inventarse a estos dioses tan crueles, y más idiotas para creérselos!

A Mari Carmen la llamaban Mary Cholis, allá en su Galicia natal, en los años 20 del siglo XX. Dicen que por allí ponen sobrenombre a todo bien nacido. Era una niña muy guapa; rubia, de ojos azul celeste y miraba achinada. Ahora miran con el mismo color, pero imploran muy abiertos y en silencio un no_sé_qué que no podemos darle...

...en realidad sí lo sabemos. Pero es lo único que no podemos darle...

...ya digo, llevo un buen rato mirando mis propios zapatos porque no me apetece levantar la mirada... no sea que me tropiece con la ella.



No hay comentarios: