jueves, 3 de marzo de 2016

Busca y rescate de un billete de cien pesetas

ESPAÑA, 1937

En noviembre de 1936 había guerra en buena parte de España. «Una guerra, que por dura que sea —decían Pemán— es necesaria y conveniente». Y añadía el insigne poeta que «…la idea de exterminio y de expulsión» era lo único válido frente al enemigo. Tal vez por ideas de este tipo, en las retaguardias se desplegó una represión feroz.

El día 13 de ese mes alguien se introdujo en la casa de don Antonio Medina Ramos, en la calle José López Rodríguez nº 15, de San Fernando (Cádiz), y le sustrajo un billete de cien pesetas. Sin duda, una fortuna que habría asegurado la vida del pobre Antonio durante los siguientes meses…

La nueva España, la que se forjaba a fuer de músculo y tiros de gracia, tenía que ser un modelo de ley, orden y seguridad, y no esa anarquía revolucionaria que proponía la república de masones, rojos y ateos. Así que el juez de Instrucción de San Fernando, señor Gallardo, ante la denuncia pertinente, abre el Sumario 119 del año 36, por hurto. Y, cuando le toca, en mayo del año siguiente, es decir, siete meses después de la fechoría, ordena al comandante de la Guardia Municipal de la ciudad que se practiquen las gestiones necesarias para la busca y rescate de un billete de cien pesetas que fue sustraído en noviembre pasado.

Inmediatamente, los guardias municipales, en su papel de policía judicial, rastrean sus distritos tras la pista de un billete de cien pesetas…

«En el primer distrito —decía el guardia Francisco del Cid— no dan razón de lo que manifiesta el presente». Ni en el 2º, ni 3º, ni 4º, ni 5º, ni siquiera en el 6º distrito. Nadie había visto un puñetero billete de cien pesetas… ¡Qué más habrían deseado todos ellos!


Claro… ¡AHORA SE ENTIENDE LO DE BERLANGA!


(En el Archivo Municipal de San Fernando, Legajo 1071)


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