lunes, 4 de mayo de 2015

El ministro inglés que dimitió por una multa de tráfico

Si no recuerdo mal, la neurociencia explica cómo el cerebro humano crea expectativas posibles y está diseñado especialmente para percibir lo inesperado. Dicen que los sentidos de cada hombre proporcionan a las neuronas muchísima más información de la que somos conscientes (es una forma de explicar la capacidad del homo sapiens para tomar decisiones intuitivas, no basadas en conocimientos conscientes…), y que con esa enormidad de datos construimos las expectativas para los próximos minutos…

Es decir, en función de los datos que nos llegan del entorno, nos preparamos para lo que suponemos va a pasar y nos mantenemos alerta por si ocurre cualquier imprevisto. Dicho de otro modo, nuestro cerebro recibe mucha información del entorno y con ella decide si es seguro o si es posible el ataque inesperado de un depredador. Y ante esto último somos capaces de reaccionar con miedo cuando se fractura la expectativa creada… Esa reacción instantánea ante lo inesperado es una mejora evolutiva que nos ha permitido sobrevivir. Y todo esta explicación, que encaja para un cazador cromañón de hace cincuenta mil años, me ha servido hoy… He leído una noticia que me ha sorprendido.

Lo esperable no supone por tanto una señal de alerta… por eso ya ni nos inmutamos cuando un día aparece en los medios de comunicación otro político corrupto del PP o del PSOE contando billetes o fardando de lo fácil que es enriquecerse a costa del dinero de todos… La corrupción de buena parte de la casta política ya no supone una salvedad, es lo común y nos han acostumbrado de tal forma que lo asumimos como normal. No nos altera… por eso les seguimos votando una y otra vez, a pesar de las evidencias de corrupción de esa casta de sinvergüenzas. Y me duele porque tengo amigos en el PP y en PSOE que han dejado retazos de sí mismos y han trabajado en esos partidos honestamente durante mucho tiempo. Los militantes honestos no merecen esos partidos que desvirtúan la democracia.

Lo que nos distingue de un lobo que no es detectar un árbol caído, es percibirlo como algo inesperado y preguntarnos por qué se ha caído. Hoy he leído que un ministro inglés ha dimitido porque no pagó una multa de tráfico… Qué fracaso es percibir esto como una excepción.

¡Estos británicos, tan raros como siempre!

No hay comentarios: