viernes, 22 de marzo de 2013

Un pueblo inculto es un pueblo dócil

Le entra un rayo por la antena de televisión, se le cae encima el techo y la pared del salón y, cuando le entrevistan los de la tele, dice el pobre hombre que no está muerto gracias a la Virgen de No Sé Qué, que ha sido un milagro de su virgencita…

Ya sé que es un hombre sencillo y que no es culpable de lo que piensa. Pero me indigna que los hombres sencillos se abandonen a la estupidez sin rubor. Me indigna que lo veamos normal y que nadie alce la voz contra las causas que producen ciudadanos con tan pocas luces.

En fin, si no se quiere tener en cuenta que los rayos caen aquí o allá por una cuestión de acumulación de cargas eléctricas, y si se insiste en buscar explicaciones en el submundo, yo diría que en el rayo que casi lo mata hay una voluntad expresa de hacerle una putada al hombre, no un milagro de su virgencita de su alma, ¡por Dios! Algún clérigo de su religión debería decirle (a este hombre y a los millones como él) que no haga el ridículo, que las manifestaciones de la religiosidad popular deberían ser ejemplares, pero no esto.

Pues no sé, si queremos ser un país serio, y evitar que nuestros conciudadanos salgan en la tele diciendo esta sarta de estupideces (esta y mil como esta todos los días), deberíamos seguir invirtiendo en una educación desvinculada radicalmente de las visiones religiosas-mágicas de la realidad…

…a no ser que se quiera precisamente esto, un pueblo inculto, acrítico y sin elementos para pensar racionalmente y por sí mismo. Porque a un pueblo así, formado con sujetos como el del rayo, se le domestica con facilidad.

Y en el camino estamos. Malas puñaladas les den a los culpables, ¡Coño!


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