lunes, 7 de enero de 2013

El mundo es un pañuelo, viejo amigo, y el tiempo es un instante

Ceuta, Marzo de 1965
…coincides con un niño rubio en la banca del colegio de barrio. Compartes con él el terror a despertar la ira del maestro, que pegaba unas palizas que hoy resultarían de juzgado de guardia. Compartes con él el teorema de Pitágoras y el Principio de Arquímedes y, sobre todo, compartes con él la algarabía del final de la jornada, cuando recuperábamos la calle para nosotros… hasta que un día cada uno toma una derrota distinta y desaparecemos de la vida del otro.


Entonces, a mitad de los años 60, había muchos colegios en mi barrio. Uno lo piensa y resulta sorprendente. Villajovita sigue siendo un pequeño barrio de Ceuta, pero había —que yo recuerde— dos colegios nacionales (uno de niños y otro de niñas) y un rosario de minúsculas escuelas de barrio, y migas para pequeños, que daban una abundante oferta educativa… No existía aún la escolarización obligatoria, pero muy pocos niños de mi barrio quedaban fuera del colegio, entre otras cosas, porque todos los padres demostraban un extraordinario afán en que sus hijos tuvieran estudios.

Pedro era rubito, bien parecido y llevaba un arnés metálico en una pierna. Como muchos niños de esa época, la epidemia de poliomielitis que enseñoreó aquella España oscura le visitó y le dejó tal secuela… A veces nos peleábamos y dejábamos de hablarnos una temporada. Recuerdo una vez que, por mi culpa, el maestro le pegó dos bofetadas, una en cada carrillo, que seguro le estuvieron sonando los oídos dos semanas. ¡Y mira que el chiquillo era de lo más bueno y noble que he conocido! La mala conciencia por la faena me duró una temporada larga, que cada vez que miraba a Pedro me sentía fatal. Para compensar la fechoría estuve de lo más solícito con mi compañero de banca el resto del curso. Hasta que ocurre eso, que un día los caminos se tornan divergentes… y desaparecimos durante casi medio siglo.

Córdoba, Octubre de 2012

El Hotel Don Paula lo atiende ese día Rocío, hermana pequeña de mi compi de la vida, o sea, lo que viene a ser mi cuñada. Es un moderno hotel familiar en el centro de Córdoba. Cuando Rocío descubre que la familia que acaba de llegar es de Ceuta, se lo suelta a bocajarro:

— Pues mi cuñado también es de Ceuta…

Lo dice como si todos los de Ceuta tuviéramos la obligación de conocernos. Y añade para más señas:

— …y ha escrito un libro sobre Villajovita.

Y entonces parece que los caminos de la vida vuelven a ser próximos. La viajera le cuenta a Rocío que sus abuelos ceutíes precisamente vivieron en Villajovita. Y ocurre que ese libro se convierte en un estupendo regalo para los próximos reyes de la abuela…

Ceuta, Enero de 2013

El día de reyes recibo una llamada telefónica:

— Buenas tardes, ¿es usted Miguel Ángel Tal y Cual? — Suena a agente comercial de Vodafone y le contesto con muchísima desgana…

Pero en dos palabras la chica me explica que estuvo en el Hotel Don Paula, que conoce a Rocío y que recibió un ejemplar de Crónicas de Villajovita. Dice la joven viajera que hoy se lo han regalado a su abuela y que ha sido muy emocionante porque reconoce a muchas de las personas que se describen en el libro.

Luego me dice que su padre me conoce, que se llama Pedro…
Y entonces hablamos un rato a través del teléfono. Mi joven compañero de banca. La vida en dos parrafadas, en dos suspiros… El mundo es un pañuelo, viejo amigo, y el tiempo pasa en un instante, ¿verdad?



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