lunes, 20 de agosto de 2012

Cada otoño pasa lo mismo...

…que se agostan las flores y caen las hojas. Los árboles acaban desnudos y los hombres nos volvemos un poco a la nostalgia. También pasa que el Sol parece cansado de las jornadas tan largas, y cada día se acuesta antes… no le pasa como a nosotros, que con la edad nos volvemos un poco noctámbulos.
Pero este otoño somos más y podríamos pensar que por eso somos más pobres. Que lo somos porque habrá que repartir menos entre más… pero es falso. No somos pobres porque nos sobra dignidad y razones para la indignación. No lo somos porque sabemos donde vivimos y quién es el enemigo. Nuestra fuerza es saber que pertenecemos a una clase, la más numerosa, la que sufre y la que, ‘más temprano que tarde, abrirá las grandes alamedas por donde, de nuevo, camine el hombre libre...’ otra jodida vez.
Nuestros hijos lo merecen.
La imagen: El Parque del Oeste, San Fernando


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