miércoles, 19 de enero de 2011

La estudiante del Aula 3


Ella casi nunca se asoma a esta ventana… mejor así, porque no le gusta aparecer, y si se entera que está aquí —que tarde o temprano se enterará—, seguro que se enfada conmigo. Pero tengo que decirlo abiertamente a los billones de bits que circulan por la red… es una mujer muy valiente y estoy muy orgulloso de ella, de su fortaleza de ánimo y de lo bien que ha sabido afrontar las jugarretas del destino. Sí, estoy orgulloso de ser su compi de la vida y de compartirla con ella…
Yo no lo entiendo, no quiere que la saque porque dice que está fea. Pero no es cierto, yo la veo más guapa cada día que pasa. Y, por muchos que sean, nunca son demasiados. La vi por primera vez en la facultad de Ciencias de Sevilla. Salía del Aula 3 en enero de 1974. Los que empezaron la universidad ese curso tuvieron que esperar hasta enero porque Franco había puesto de ministro de educación a un señor que se llamaba Julito Rodríguez, que se empeñó el hombre en comenzar el año académico el 1 de enero… y no duró mucho de ministro porque don Francisco lo destituyó en un plis-plas. Pero gracias a eso apareció por Sevilla esa chiquilla de ojos achinados, que cuando se reía parecían dos puñaladas en un tomate…
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Llevaba puesta una trenca azul marino, de las que tenían capucha benedictina, que no se quitaba hasta bien entrado el mes de junio porque le daba vergüenza que viéramos sus formas. Y eso le pasaba porque la educaron las doroteas y las escolapias, las dos, unas detrás de las otras, y tal experiencia imprime mucho carácter. ¡Pobrecita mía!
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Ese día de 1974, nada más verla, me enamoré. Yo creo que fue su mirada y su risa. Pero no me hizo puñetero caso. Tuve que pelear duro. ¡Madremía, lo que me hizo pasar! ¡Que buen trabajo hicieron las monjitas con la chiquilla, pordiosbendito, que buen trabajo!
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Pero aquí está, treinta y siete años después, convertida en mi compi de la vida; sin la trenca azul de capucha benedictina, tan guapa como aquel día en la puerta del Aula 3 y con la entereza de los mejores seres humanos...
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...y si algún día lees esto, no te enfades demasiado, porfa.

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