viernes, 10 de diciembre de 2010

…algunos empezamos con Black is Black crepitando en un Pick Up

Es fascinante lo que está pasando. A servidor le asombra vislumbrar cómo en poco tiempo podremos disponer en la palma de la mano —y digo bien: en la palma de la mano— de todo el saber que los hombres han acumulado a lo argo de la historia. Todo el conocimiento, la reflexión, la ficción, la creación y la belleza… Es como si la sabiduría de un millón de bibliotecas, filmotecas, discotecas y pinacotecas estuviera esperando aflorar en la pantallita de ese aparato que empezó siendo un teléfono y que ya es una ventana al universo…
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…otra cuestión es dar buen uso a todo eso.
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El tiempo deshace, grano a grano, la solidez del ancla. Nada es eterno. Ni lo más duro, ni lo más grande…
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Ahora que lo pienso, llevamos toda la vida adaptándonos a nuevas formas de almacenar la información… algunos empezamos oyendo Black is Black crepitar en un Pick Up. Luego, las colecciones de cassetes fueron tan valiosas como efímeras. Pero no fue lo único efímero —de las cintas de video ni se acuerda uno—, porque el MP3 se zampó en un día a todos los CD’s como si fueran rosquillas. Y las memorias externas se han fagocitado a los DVD y similares… ¡y quien sabe lo que nos espera! Pero, mientras todo esto nace, crece y se extingue, el fascinante olor de biblioteca, de papel viejo, ha seguido impregnando el saber, inmune a los tiempos y a las modas. El libro es el verdadero templo del conocimiento. Es un invento sencillo. Funciona sin pilas y sin ADSL. En el salón de casa o debajo de un árbol. Unas hojas encuadernadas; unas decenas de miles de combinaciones, variaciones y permutaciones de 28 signos dispuestos de cierta manera, y ¡voilá! Ideas y sentimientos capaces de transmitirse de un hombre a otro, y de una generación a la siguiente, por los siglos de los siglos… si no lo entendiéramos sería un milagro estupendo.
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…pero lo fascinante del nuevo trasunto es el acceso al millón de bibliotecas a tres golpes de tecla; aquí, en la palma de la mano. Para los que empezamos con Black is Blackcrepitando en un Pick Up, esta cosa que llaman Nube Virtual sí que es un auténtico milagro. ¡Demostrado!

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