jueves, 16 de septiembre de 2010

El patriotismo hepático de Rajoy

Nací en Ceuta, pequeña ciudad en la costa africana del Estrecho de Gibraltar, y corrí por las calles de Villajovita, un pequeño barrio de las afueras. Y allí batallé a pedradas contra los niños del Mixto por la disputa del Llano, un descampado a pie de las murallas merinidas que usábamos como campo de futbol…
Puerta de FEZ. Murallas meriníes de Ceuta

…el barrio y la ciudad —Villajovita y Ceuta— son mi patria noble; la primera, la que se instala en el corazón cuando es virgen… porque las otras, las patrias que se aprenden en panfletos, o en libros de historia amañada, o en soflamas al son de músicas marciales y bajo banderolas coloristas, esas son patrias amañadas, patrias que a otros interesa imbuir de forma forzada. Y no me fío demasiado de ellas porque no residen en el corazón sino en el hígado…·
Rajoy viaja hoy a Melilla —ejerciendo su derecho incuestionable— pero me parece que lo hace de forma aviesa (por obvias razones) y apelando a este patriotismo hepático del que hablo. El mismo patriotismo que utiliza a su vez —ejerciendo su derecho incuestionable— el primer ministro del otro país para que sus conciudadanos se sientan agredidos en sus sentimientos patriohepáticos. Hay poca nobleza cuando ambos azuzan estos sentimientos tan fáciles de soliviantar.
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Me parece que no es bueno apelar a las patrias aprendidas, prefiero a las personas como objeto de deberes y derechos, amores y desamores… Sí, prefiero apelar a la patria nobleporque cuando al cabo de los años me reencontré con Abselam, uno de esos niños malos del Mixto, en lugar de seguir con las pedradas, nos abrazamos. Es lo que tiene compartir la pequeña patria noble, la que aprendimos entre nosotros.
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Veremos qué pasa…

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