jueves, 28 de enero de 2010

A Haidar le sienta bien el velo

A Aminetu Haidar le sienta estupendamente su velo islámico. La encuentro guapa y elegante con su shaila. A servidor le parece que para ella, más que una obligación coránica, o una imposición de sus hombres (padre, marido o hijos), es una elección propia que dice mucho de su identidad cultural y personal…

…le pasa lo mismo a la reina Isabel de Inglaterra, que elige personalmente los tocados que se coloca. ¡Allá cada una con sus decisiones estéticas!

Desgraciadamente no le pasa igual a la pobre Fátima Ghailan, musulmana que vive en un pueblo de Tarragona (España), y trabaja de mediadora cultural en el Ayuntamiento. Esta pobre marroquí ha decidido motu proprio no usar el velo islámico, posiblemente un hiyab, y a consecuencia de esta decisión la comunidad islamista, encabezada por el imán salafita, le está haciendo la vida imposible. Y me parece tranquilizante que en este país —donde existe libertad religiosa para todos los creyentes— existan leyes para atajar estos abusos. Y me parece mejor aún que Fátima use los cauces legales para que se respeten sus decisiones personales (…otra cosa es que se atajen y se lleguen a respetar, no soy tan ingenuo).
En Ceuta (la España del norte de África), viven numerosas musulmanas españolas y marroquíes. La mayoría usan velo islámico; muchas, porque así muestran con orgullo cual es su origen cultural; otras muchas porque, obligadas, no tienen otra opción… otras tantas porque ni siquiera saben que existe otra opción. Y cuando las niñas van a la escuela —con o sin velo—, es más importante el derecho a recibir educación que el uso de una prenda en la cabeza… más adelante, alcanzada la madurez suficiente, tal vez puedan decidir en libertad.
En Francia, adalid de las naciones laicas, se debate actualmente sobre la prohibición de los velos integrales en lugares públicos del país. Desde nuestra óptica garantista occidental, muchos se preguntan si se puede y debe legislar sobre un asunto que es, en teoría, una decisión personal. Hay opiniones para todos los gustos.
FALTA FOTO

Sirva esta imagen para tres cosas. A) denunciar la crueldad del velo integral, B) para ironizar sobre la imbecilidad del hombre de blanco y C) para mostrar la necesidad de poner un poco de cordura cuando este asunto se plantea en occidente.

¡Por el amor de Dios! No quiero ser tibio en este asunto. ¡Sí, legíslese abiertamente contra la imposición de los velos castrantes y contra esas formas de educar que manosean la voluntad de las mujeres hasta convencerlas de que usar el burka es una decisión propia y personal!

Dejémonos de paños calientes y de falsos respetos a las culturas que no lo merecen. Decidamos abiertamente ser beligerantes contra las ideas que no respetan la diversidad: una cultura que impone el burka a la mujer, la humilla. El burka anula al ser humano que hay prisionero detrás, y no quiero que el falso derecho a usar esa prenda sea respetado en mi país por la misma razón que no se puede permitir la esclavitud ni se puede respetar al esclavista.

En España —con un negro y reciente pasado machista— nos está costando la misma vida levantar la dignidad de la mujer. Por eso quiero ser claro, y me gustaría que los legisladores lo fueran también: no quiero que las mujeres de cualquier origen que vivan en España (y por extensión, en la UE) usen el burka… por lo que representa, por lo que supone, y porque es una vergüenza verlo, mirar a otro lado, pasar de largo como si no pasara nada, y callar.

Aquí estamos ya acostumbrados al uso de leyes que fomentan la llamada discriminación positiva. Que son leyes que tratan de cambiar en poco tiempo comportamientos largamente instalados en nuestras costumbres… deberíamos hacer lo mismo con este tipo de asuntos: desarrollar políticas activas y claras a favor de los derechos humanos, y dejar de ser pusilánimes cuando hablamos de respetar lo que no merece respeto, porque son costumbres decididamente inhumanas.

Post Escriptum: Me viene a la cabeza ahora un comunicado reciente de los dirigentes de Al Qaeda del Norte de África, los que tienen secuestrados a los tres cooperantes españoles desde hace dos meses, dos hombres y una mujer. Decía el imbecil de turno que los prisioneros se encontraban bien, y que la mujer era muy bien tratada, que ellos la respetaban enormemente, conforme les obligaba la religión del profeta… ¡la respetaban tanto que no la miraban a los ojos! ¡Hijos de la gran puta, si los ojos es lo único que le dejáis al aire y ni siquiera tenéis la deferencia de mirarla!

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