lunes, 22 de septiembre de 2008

Los Obispos Absolutistas del XXI

Dice y asume el cardenal Rouco Varela que la asignatura Educación para la Ciudadanía «…impone una formación estatal obligatoria de las conciencias, con opciones antropológicas y éticas contrarias a la doctrina católica y al verdadero humanismo, como son el relativismo moral y la ideología de género».
En consecuencia hacen bien en oponerse a que la asignatura EpC se implante en sus centros de adoctrinamiento y negocio. Lo entiendo y me gusta que sean tan claros porque así nos vamos conociendo todos.

No les gusta lo que llaman peyorativamente relativismo moral. Y eso es normal en ellos porque lo que les gustaría es que la sociedad estuviese dirigida y vigilada única y exclusivamente por su moral católica, que es una moral excluyente y castradora. O sea, les gustaría que la única moral aceptable y aceptada fuese la suya; y por tanto que todas las leyes del país estuviesen en sintonía con sus creencias. Sueñan con volver a imponernos el absolutismo moral que imperó en todo occidente cristiano durante siglos y que les proporcionó un poder incontestado… el mismo que hoy existe en numerosos países islámicos. Ellos recuerdan y añoran los tiempos en los que las iglesias ejercían un enorme —y corrupto y despreciable— poder real y temporal sobre todos los nacidos.

No, no les gusta la asignatura Educación para la Ciudadanía porque educa para discernir, para ser críticos, para aprender relatividades y huir de absolutismos, para aceptar otras formas de ver el mundo, todas ellas respetables si son asu vez respetuosas. Por tanto, es cierto que la EpC es contraria a la doctrina católica que ellos quieren imponer. Lo dicen exactamente así, abiertamente, y se reafirman y se quedan muy satisfechos. Pero deberíamos recordar a lo que puede llevarnos el absolutismo moral que esta gente quiere imponer:

Recordemos Que Giordano Bruno también mantenía posturas contrarias a la doctrina de la iglesia de turno. Defendía la existencia de múltiples sistemas solares y la infinitud del universo y fue quemado vivo por eso.

Recordemos Que Galileo Galilei también mantenía posturas contrarias a la doctrina de la iglesia de turno. Y por ese motivo, el 22 de junio 1633 fue condenado a prisión de por vida —pena conmutada por residencia de por vida— y su obra prohibida. Y, aunque no lo hizo, me gusta pensar dijo su famoso «Y sin embargo se mueve».

Recordemos Que Charles Darwin también mantenía posturas contrarias a la doctrina de la iglesia de turno... y por ello fue ridiculizado cruelmente para solaz de estos mentecatos que hoy han inventado la estupidez del Creacionismo científico / Diseño Inteligente.

Recordemos Que Miguel Servet también mantenía posturas contrarias a la doctrina de la iglesia de turno. Y, en consecuencia fue condenado a ser quemado vivo. Decía su sentencia: “Por estas y otras razones te condenamos, M. Servet, a que te aten y lleven al lugar de Champel, que allí te sujeten a una estaca y te quemen vivo, junto a tu libro manuscrito e Impreso, hasta que tu cuerpo quede reducido a cenizas, y así termines tus días para que quedes como ejemplo para otros que quieran cometer lo mismo”.

Etc., Etc., Etc. Y en todos estos casos, pobrecitos míos, o los torturaron, o los encarcelaron, o los obligaron a desdecirse, o los asesinaron cruelmente y con regocijo.

¿Qué buscaban las iglesias de turno en estos casos —y en los otros cientos de casos que servidor no conoce—? Querían, con toda seguridad «…imponer una formación obligatoria de las conciencias…» porque estos sujetos mantenían unas «…opciones antropológicas y éticas contrarias a la doctrina católica…» (o calvinista o luteranas o tal y cual) Como verás, estoy usando las propias palabras que han utilizado los cardenales de Madrid para recordar a los colegios católicos cual es la doctrina oficial de la Conferencia Episcopal Española sobre la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC)…

…no vaya a ser que los niños adoctrinados por EpC se les desmanden y se atrevan a pensar en libertad, como esos endemoniados librepensadores. ¡Qué cachondeo va a ser esto, hombre!

O sea, estos obispos católicos son unos —sabed que en este momento me estoy mordiendo la lengua y recortando los dedos— manipuladores, impresentables e inconsistentes.


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