miércoles, 2 de julio de 2008

Ella ronronea como una gatita

Mary Cholis ronronea como una gatita. Ya no articula palabras porque no las recuerda y porque tiene la garganta llena de tubos... El caso es que sólo ronronea y llevamos meses sin saber qué puñetas quiere decirnos. Alza una mano como para pedir la vez, pero en realidad intenta apartar visillos invisibles que caen delante de sus ojos, y nunca consigue apartarlos; nunca lo consigue. Y si coges su mano, te aprieta... pero aprieta poco porqueMary Cholis ya no tiene apenas fuerza.

Sus ojos siguen siendo de un azul celeste profundo, muy bellos, aunque ya no te penetren, ni sonrían picarones o amables como antes. Tampoco te miran y, en todo caso, si te encuentran, te traspasan... ¡a saber hasta donde volará ahora su mirada!

Detrás de la ventana hace un calor infernal... me temo que ella seguía pensando que tal invento existía. Pero afortunadamente los infames cabrones no lo inventaron para ella...

Y así van cayendo las horas y los días, mientras Mary Cholis ronronea como una gatita pidiendo no sabemos qué cosa. ¿Qué pediría si fuese capaz de pedir? ¿Qué puede pedir un hombre cuando sólo puede morir, cuando ha olvidado comer, mirar, reír, comprender, reconocer a sus hijos, cuando ya no puede caminar? ¿Qué puede pedir –si pudiera pedir- un hombre que va a morir y que solo puede morir?

Y con qué fuerza se aferra la vida a un cuerpo agotado. ¡Con qué crueldad se aferra! ¿Para qué coño y por qué cojones...?



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