martes, 18 de diciembre de 2007

No me apetece pensar demasiado, pero la sharía es una mierda…

No, no me apetece pensar demasiado porque, después de un año escribiendo en el blog, me parece que ya lo tengo todo dicho, que tengo todo el pescado vendido y que lo que pudiera decir sería repetición de las mismas cosas… y, además, estoy bajo de ánimos porque a estas alturas del mes no sé que voy a preparar para cenar la noche del 24-D… y eso me deprime.

Pero hay asuntos que pueden sacarme del tedio. Hace un rato le decía a mi amigo MARque cada pueblo tiene que inventar sus propias soluciones para huir de sus demonios, y que lo mismo en occidente no las entendemos…



… en Arabia Saudí, por ejemplo, una mujer fue violada por siete hombres —uno detrás de otro, que se dice pronto— que la atacaron mientras estaba en un coche con un hombre. Pues bien, la mujer ha sido condenada a seis meses de cárcel y a 200 latigazos porque el hombre no era de su familia y eso la convierte automáticamente en adúltera… ¡jodidasharía! Bien, ante cosas así ¿hay que joderse y mirar para otro lado, o hay que blasfemar abiertamente? —que será una falta de respeto, pero relaja un montón—.

La ONU tiene establecido muy clarito que “…tratar el adulterio o el sexo fuera del matrimonio como delito es incompatible con las normas internacionales sobre derechos humanos. También señala que los castigos corporales constituyen trato cruel, inhumano, degradante o incluso tortura. La flagelación se prescribe en Irán (al menos 197 condenas en 2003), el Yemen, parte de Nigeria y Sudán y otros países islámicos cuando el delito es consumo de alcohol, calumnia o de naturaleza sexual”

…así que lo que le dije a MAR hace un rato, mejor lo metemos entre corchetes porque cualquier solución que los pueblos adopten para escapar de sus demonios, las entendamos o no desde occidente, tendría que ajustarse a unos parámetros inamovibles: el respeto a los Derechos Humanos.

Fuera de ellos nada es aceptable.



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