jueves, 19 de julio de 2007

El niño que quería viajar al horizonte

El niño era demasiado pequeño para hacer esa pregunta. En realidad, a todos los padres les parece que su hijo hace preguntas precoces, pero en esta ocasión tal vez fuera cierto. Jugaba con su padre sobre la arena de la playa, debajo de la sombrilla. Reconstruían los dólmenes de Stonehenge, pero dejó de prestar atención a las piedras del dolmen y miró fijamente al horizonte.

- Papá. ¿Qué es esa línea de allí?
- Eso es el horizonte, que es donde el cielo y la tierra se unen.

El niño siguió mirando al frente durante un momento, y luego lo dijo:

- Papá, llévame al horizonte
- Pero es que eso es imposible, hijo. Porque cuando llegas allí resulta que el horizonte se ha ido más lejos... y cada vez que llegas pasa igual. Nunca podemos llegar al horizonte.

FALTA FOTO

Y el niño comprendió que el horizonte era un lugar maravilloso: ¡el cielo y la Tierra unidos en una línea! Debía ser tan misterioso como el mismísimo País de Nunca Jamás, o ese país lleno de cíclopes que visitaba Simbad... El problema surgió dos días más tarde cuando el padre le señaló un barco que navegaba precisamente por el horizonte... El niño se acercó a la orilla hasta mojarse los pies y cuando volvió a la sombrilla venía enfadado:

- ¡Pues si ese barco está en el horizonte, es que no me quieres llevar al horizonte!

Creo que en ese momento empezó a caérsele el mito del superpadre. Eso suele pasar, es cuestión de tiempo... lo que ocurre en este caso es que ha caído en picado desde entonces. Ayer regresó aquel niño desde tierras allende el horizonte. Regresó convertido en un joven adulto... viajar y caminar por lugares lejanos, y hablar y escuchar a sus gentes, nos hace crecer como personas. Sí, aquel niño regresó convertido en un joven adulto, pero con el recuerdo de esta pequeña historia en el bagaje de lo que es.

FALTA FOTO

Lamentablemente, como se muestra en la postal up supra (la que trajo en su mochila), el horizonte se forma sólo a cinco kilómetros; es una simple cuestión de óptica. ¡Eso si que es destrozar una ilusión y no lo del mito del superpadre!

¡Que prosaica es la vida¡ ¡Con lo bonito que era tener un misterio tan bello delante de las narices!



No hay comentarios: