Hay
mucho de atávico y viejo en la vuelta al fascismo. Y me parece sinceramente que
la vuelta del fascismo es el auge de VOX y de ciertos mensajes oportunistas de
la derecha española, PP y C’s.
Pintadas a favor de VOX. Foto de Manu García, en La Voz del Sur
Son
mensajes sencillos dirigidos directamente al cerebro de reptil que aún nos
gobierna en la sombra. Un corpus de ideas-sentimientos que encastran
perfectamente con las convicciones firmemente asentadas en la zona irreflexiva
del comportamiento… Es sencillo: la tribu está formada por gente reconocible
que vive dentro de fronteras inviolables. Que existen símbolos y
comportamientos para reconocerse unos a otros dentro de la tribu. Que las
fronteras se defienden contra los extraños, porque los extraños no son sujetos
de derechos, y nuestros derechos se acaban en las fronteras. Los extraños son
enemigos y su simple existencia nos aglutina a nosotros como tribu reconocible.
Interesa visibilizar a los extraños porque así afirmamos nuestra identidad
tribal. Los de la tribu somos católicos y seguimos sus dogmas y obediencias
porque esa es la tradición ancestral del buen español. Los hombres españoles se
casan con mujeres y otra cosa no es posible… y si hay desviaciones, se
destierra socialmente al desviado. Siempre han existido ricos y pobres, es lo que
hay; otro orden social no es posible.
Es
fascismo la uniformidad y el pensamiento único y excluyente… esto no es la
derecha ni la izquierda, esto es el fascismo con cara de siglo XXI. Es lo que
destruye la delgada capa de civilización que construimos con tremendos
esfuerzos después de cada retroceso histórico.
Pero,
en contra del mensaje fascista de VOX, más allá de las fronteras tribales-nacionales
hay seres tan humanos como los de dentro, porque al final sólo hay una gran
tribu, digan los fascistas lo que digan. Y en las sociedades hay hombres y
mujeres que aman a otros hombres y otras mujeres, en cualquier combinación… y
siguen siendo seres humanos con todo derecho a vivir su vida en su propio país,
sin ser mirados con desprecio. Y los seres humanos son valiosos, sean mujeres u
hombres… y desandar esa conquista de la mujer, que ha llevado milenios de lucha,
como apuntan los fascistas del siglo XXI, es un crimen, y los que lo insinúan,
unos criminales.
En
la democracia formal que hemos apañado aquí, en España, se puede defender
cualquier cosa… pero debemos reservarnos el derecho a ser beligerantes (al
menos con las palabras) contra los que quieren arrasar los valores inviolables que la civilización ha
conquistado. Y esos valores inviolables están en peligro si esta piara de
fascistas toca poder.
El
fascismo del siglo XXI es la vuelta al mensaje sencillo, directo y sin complejos,
dirigido al hígado. Es un mensaje que no necesita reflexión, sólo hay que
repetirlo en la barra del bar a todas horas, y si se hace a gritos, mejor. Es
el mensaje que repite el cuñao de turno aprovechando la prudencia del resto de
la familia que no quiere estropear la reunión…
Es
la vuelta a la simpleza de una tribu obligadamente uniforme y brutalmente
excluyente. El fascismo es el fracaso de la civilización.
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