Marciano González Medina, hijo de Marciano y
Mercedes, fue escribiente de la Armada y estuvo destinado en el Arsenal de la
Carraca, concretamente en la Segunda Sección de la Maestranza. Vivía en San
Fernando, en la calle Pérez Galdós número 26.
El 17 de julio de 1936, cuando el ejército de África
se rebeló contra la II Republica, estaba soltero, tenía 32 años y era concejal
del Ayuntamiento de la ciudad. Dos días antes, el 15, había asistido a la última
reunión del cabildo municipal republicano presidido por don Cayetano Roldán
Moreno, médico, alcalde y fusilado tres meses más tarde.
Fuente. La fosa común de Puerto Real, Cádiz. Imagen de José
A. Tomás
Para colmo de desgracias, Marciano era masón,
miembro de la logia Igualdad 53 de
San Fernando… su nombre apareció en la llamada Lista de Varela, una relación de miembros de distintas logias
masónicas de la provincia que se publicó, a instancias del bilaureado general
don Enrique Varela, en el Diario de Cádiz en los inicios del Movimiento Nacional.
Muchos de los señalados en esa lista fueron fusilados y depurados. Pero habría
dado igual, para los rebeldes fascistas, el hecho de ser concejal de algún
partido político no afín a ellos, ya era motivo suficiente para privarle de todo
derecho.
El mismo día 18
de julio, el general López-Pinto gobernador militar de Cádiz, se suma a la
rebelión, toma el poder y se erige en la suprema autoridad de la provincia. Inmediatamente
hace público el Bando de Guerra que instaura el estado de guerra y deroga, por
la fuerza bruta de las armas, las garantías constitucionales. Todo el personal
civil al servicio del Estado queda militarizado…
En San Fernando, el teniente coronel de infantería
de marina, Olivera Manzorro toma el poder, se proclama Gobernador Militar de la
Plaza y, amparadas en el Bando de Guerra, las tropas de Infantería de Marina
toman los edificios públicos. El 19 de julio, cuando el alcalde Cayetano Roldán
intenta reunir a sus concejales, son detenidos y encerrados en la cárcel
municipal… con ello queda extinguido todo vestigio de autoridad republicana en
San Fernando. El golpe de estado ha triunfado y comienza la ignominia.
El día 21 de julio, Manzorro impone una Comisión
Gestora Municipal formada por siete miembros y al frente coloca al comandante
de intendencia Ricardo Issasi como alcalde de San Fernando. Los meses que
siguen se conocen en toda España como el
Terror Caliente…
Marciano, el escribiente del Arsenal, dejó de ir al
trabajo. Asunto grave porque el artículo quinto del Bando de Guerra de
López-Pinto consideraba sedición el abandono del trabajo, delito que se
tramitaría por procedimiento militar sumarísimo. En consecuencia, el 24
agosto 1936 se recibe en el Ayuntamiento un exhorto procedente del Juez
Instructor de la Carraca, don José García de la Vega, pidiendo al nuevo alcalde
que localice a Marciano y «…se noticie al expresado escribiente que deberá
presentarse en este Arsenal a la mayor brevedad…»
El alcalde responde al día
siguiente: «…tengo el honor de remitirle duplicado diligenciado por la madre del
vecino de esta población Marciano González Medina, ya que este señor no ha
podido hacerlo, por manifestar la madre del mismo se encuentra detenido…»
Lo que no sabían ni la
madre ni –se supone- sus superiores es que Marciano había sido fusilado hacía ya trece
días, el 11 de agosto… Esa madrugada sacaron de la cárcel a siete desgraciados
(cuatro concejales, un médico, un sastre y un practicante). Un camión de
Infantería de Marina los llevó al Puerto de Santa María y fueron fusilados por un
pelotón de soldados. A todos ellos les aplicaron la Ley de Guerra para justificar el crimen. Dicen que los tiros de
gracia los ofrecían generosos falangistas. Luego los sepultaron en una fosa
común, anónima y discreta. Marciano no confesó ni recibió los sacramentos que
le ofreció el sacerdote que siempre asistía a los fusilados antes de su
ejecución. El cura lo dejó por escrito.
Sí. Trece días después de
muerto, preguntaron a la madre dónde estaba Marciano. Ya sabemos que la justicia
debe ser ciega, pero aquella justicia no sólo era ciega, además era sorda, arbitraria,
cruel y estúpida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario