A
servidor le parece que en la España del siglo XXI el fascismo se fusiona con las
formas de VOX y PP. Y no es un fenómeno aislado, Trump, Bolsonaro, Jhonson,
Salvini, Le Pen y Orban son el nuevo fascismo en sus respectivos países. Desgraciadamente,
en el nuestro, las derechas tienen sus raíces intactas y ancladas profundamente
en el fascismo patrio del pasado. Son derechas involucionistas y viejas. El
fascismo es el cáncer de la sociedad democrática… corrompe la convivencia, hace
enemigos a los vecinos bien avenidos y acaba con la civilización para volver a
la barbarie. Lo hizo en el siglo XX y lo hará otra vez si no somos capaces de
convencerlos. Solo así se conseguiría diluir al nuevo fascismo con dosis de razonabilidad
y se conseguiría encauzarlo hacia la decencia, porque es mejor vivir en
tolerancia que en la confrontación que plantean.
Los
poderes reales son accidentalistas —se desenvuelven en cualquier sistema
político con tal de que no vulneren sus intereses particulares—. Si les viene
bien una dictadura, la mantienen. Si ahora conviene una transición política, la
abalan. Si luego tienen que ser demócratas, son los primeros… y si ahora no hay
una forma legal para desalojar a los bolivarianos (me refiero al
gobierno de Pedro Sánchez, ya saben ustedes), aquellos patriotas, defensores de
sus propios intereses, harán lo que tenga que hacerse. Es decir, una estrategia
de acoso y derribo visceral, mantenida en el tiempo y miserable en el contenido,
hasta donde haga falta (no es la primera vez que lo hacen contra gobiernos tibiamente
sociales). Y continuarán hasta que la opinión pública quede suficientemente
convencida, con campañas bien financiadas, con bulos y con mentiras abiertas, de
que el desorden y el desgobierno que ellos mismos han contribuido a crear,
ellos mismos lo arreglarán. Lo de costumbre: se trata de crear tontos útiles
que repitan los mantras creados ad hoc hasta convertirlos en adoradores
de la bota que les aplasta el cuello.
Y
si no pueden hacerlo, es decir, si no logran acceder al gobierno a través de
los votos, inventarán una solución de orden para evitar que estos bolivarianos
gestionen la bestial crisis económica que tenemos encima, consecuencia directa de
la pandemia de COVID-19. De ninguna manera van a consentir que un gobierno de
coalición PSOE-UP gestione la crisis económica desde una sensibilidad social.
Y, entiéndase, sensibilidad social significa que el interés público se
pone por encima del interés privado. La derecha filofascista que tenemos hoy en
España, y los poderes en la sombra, jamás lo van a consentir porque su
patriotismo acaba donde empiezan sus intereses personales.
Por
cierto, haría bien Felipe VI en desalentar tajantemente a todos esos patriotas que
en la discreción endogámica de los cuarteles —y en las redes sociales— se ponen
a sus órdenes para lo que sea… estos patriotas de gatillo fácil no saben
(o es precisamente lo que quieren) que esas cosas acaban con listas de gente a
las que hay que neutralizar si quieren tener éxito en su intento de violentar
el orden con fuerza. No hay nada más despreciable para un miembro de las
fuerzas armadas (Ejércitos, Policías o Guardia Civil) que desobedecer la
autoridad del pueblo y levantar las armas contra sus propios compañeros o
contra sus vecinos… si el fascismo del siglo XXI busca esta confrontación —y es
lo que demuestra cada día, cada vez que abren la boca, en la calle y en el parlamento—
es el enemigo al que tenemos que convencer de dos cosas: que al gobierno solo se
llega a través de los votos, con un discurso leal a las reglas, y un talante
civilizado; y que el interés general está por encima del particular… lo dice la
Constitución, no esos comunistas bolivarianos: «Toda la riqueza del país
en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al
interés general».
No
se puede ser tolerante con los intolerantes, y hace demasiado tiempo que las
direcciones del PP y de VOX son un peligro para la sociedad española. No hablo
de sus votantes, hablo de las direcciones de estos partidos políticos, que más parecen
kamikazes sociópatas que políticos de derechas.
El
Ministerio de la Verdad de Orwell es una broma comparado con las redes sociales
al servicio del verdadero poder, ese poder que ahora apuesta por una
solución de orden con valores filofascistas para defender sus intereses
particulares, nunca el interés público. Es francamente difícil encontrar hechos
en el maremágnum de opiniones interesadas… y cuanto más dinero hay implicado,
más masiva es la avalancha de opiniones pagadas con ese dinero. Lo visible en
las redes sociales, no es una verdad razonable. Lo que genera creencias,
es decir, lo que se convierte en una verdad absoluta sobre la que construir
un discurso, es la opinión difundida masivamente y apoyada masivamente con
euros, dólares, rublos o yuanes… y es entonces, para crear esa opinión
interesada, cuando entran en juego los tontos útiles que rebotan falsedades,
medias mentiras, medias verdades y auténticas injurias contra el gobierno de
España… que será un gobierno mediocre y manifiestamente mejorable, pero es el
que ha llegado democráticamente a la Moncloa. Y esto es algo que ni entienden ni
soportan los filofascistas españoles. Nunca aceptan NO ESTAR en el gobierno: necesitarían
castrar sus viejas raíces patrióticas y florecer en otro tiesto para ser una
derecha decente de una puñetera vez. Les falta el hervor democrático que nunca
han tenido.
Intolerancia
total con los fascismos. Nos va la civilización en ello.
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