Ginés
de Lomas me cayó mal desde el primer vistazo. Coincidimos en el instituto
público con dieciséis años para estudiar preuniversitario, y no nos tratamos.
No hacía falta. Simplemente éramos mutuamente invisibles. Él venía de estudiar
bachillerato en el colegio de los curas agustinos, una auténtica institución en
la ciudad. En el ambiente colonial de Ceuta, en los años 60 del siglo pasado,
había niños que podían estudiar con los agustinos y los había que estudiaban en
el instituto público. Ginés de Lomas llegó a PREU desde los agustinos, con los
suyos y con los suyos se relacionó. Yo venía de la enseñanza pública y con los
míos me relacioné —pero entiéndase que sí hubo interrelaciones de amistad
entrambos grupos, por supuesto—. Todavía era pronto para entender que la
procedencia social llevaba implícita una desigualdad inaceptable. No existió
enemistad ni rechazo entre nosotros. No hubo nada. No creo que Ginés de Lomas se
acuerde de mí. Pero yo recuerdo que su porte de cabeza y su mirada altiva me
producían aversión… Una aversión injustificada, estoy convencido, porque una
cierta mirada y una cierta posición de cabeza no significan nada.
Instituto Nacional de Enseñanza Media de Ceuta, mediados los años 60 del siglo XX |
Luego
las circunstancias nos dispersaron a todos en una diáspora vital. Ceuta se nos quedó
atrás, la vida nos atravesó. Hubo que atender lo profesional, lo personal, la
compañera, los hijos… todo eso nos pasó por encima y nos modeló de una u otra
forma. Y ahora, al cabo de cincuenta años, las redes sociales me traen de
vuelta a un Ginés de Lomas convertido en la imagen especular de la mía. Si
servidor intenta usar la duda y le parece que las cosas deberían ser… Ginés
de Lomas sienta cátedra en lo que escribe públicamente. Si servidor ha derivado
hacia la izquierda, Ginés de Lomas lo ha hecho hacia la derecha. Para servidor
los filofascistas del PP y VOX (los que lo sean, que no todos tienen por qué
serlo) son indeseables; Ginés de Lomas llama al presidente Sánchez doctor
fraude y al vicepresidente Iglesias lo llama, entre otras cosas, el
impresentable coletas. Para servidor la tensión social y política está
avivada por una campaña meditada y diseñada milimétricamente por la derecha
filofascista; para Ginés de Lomas es todo lo contrario, la causa de la tensión
política y social es el discurso chulo y barriobajero del coletas. Si él
dice que vamos de cabeza hacia una dictadura social-comunista-bolivariana, yo barrunto
y temo una deriva fascista del Estado. Si servidor aplaude el Ingreso Mínimo
Vital, Ginés de Lomas lo llama paguita bolivariana… etc. No se pueden tener
visiones más opuestas las mismas cosas.
Siempre
me ha fascinado observar cómo, ante los mismos hechos —aparentemente objetivos—,
las personas interpretemos la realidad con tantísima disparidad.
…y
siento un enorme cansancio como para entrar en discusiones dialécticas con Ginés
de Lomas, con mi cuñada, con mi sobrino o con cualquier otro, a través de las
redes sociales, en los grupos de WhatsApp o en la barra de un bar… cuando había
bares y barras. Son discusiones inútiles que no llevan a ninguna conclusión. Yo
no quisiera que Ginés de Lomas cambiara su forma de pensar —esas cosas son imposibles
a estas alturas de la vida y, en realidad, me da exactamente igual lo que
piense—, lo que me gustaría es que aceptemos todos una sombra de duda en nuestro
discurso. Servidor lo intenta —aunque no siempre lo consiga, lo reconozco—. Una
simple duda. Un mínimo intento de empatía.
Pero
la pregunta que todos nos hacemos, cada vez con más temor, sigue en pie: ¿cómo dialogar
si parece que somos miembros de especies distintas, que miramos la misma cosa y
uno interpreta alfa y otro omega?
Bueno…
aceptemos la disparidad de visiones con deportividad, como un valor añadido. Ginés
de Lomas y servidor —alfa y omega— ya coexistimos sin hostilidad durante un
tiempo. Puede que todo sea posible si aceptamos los mismos principios básicos.
A saber: una persona, un voto; lealtad a las reglas de juego y nobleza en su
uso, y una forma civilizada y respetuosa de tratarse…
Por
encima de todo, vivir y dejar vivir. Que cada cual interprete su papel
en este vodevil, sin interferencias.
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