Si no recuerdo mal, la neurociencia explica cómo el
cerebro humano crea expectativas posibles y está diseñado especialmente para percibir
lo inesperado. Dicen que los sentidos de cada hombre proporcionan a las
neuronas muchísima más información de la que somos conscientes (es una forma de
explicar la capacidad del homo sapiens para tomar decisiones intuitivas, no basadas
en conocimientos conscientes…), y que con esa enormidad de datos construimos las
expectativas para los próximos minutos…
Es decir, en función de los datos que nos llegan del
entorno, nos preparamos para lo que suponemos va a pasar y nos mantenemos alerta
por si ocurre cualquier imprevisto. Dicho de otro modo, nuestro cerebro recibe mucha
información del entorno y con ella decide si es seguro o si es posible el
ataque inesperado de un depredador. Y ante esto último somos capaces de
reaccionar con miedo cuando se fractura la expectativa creada… Esa reacción instantánea
ante lo inesperado es una mejora evolutiva que nos ha permitido sobrevivir. Y
todo esta explicación, que encaja para un cazador cromañón de hace cincuenta
mil años, me ha servido hoy… He leído una noticia que me ha sorprendido.
Lo esperable no supone por tanto una señal de alerta…
por eso ya ni nos inmutamos cuando un día aparece en los medios de comunicación
otro político corrupto del PP o del PSOE contando billetes o fardando de lo
fácil que es enriquecerse a costa del dinero de todos… La corrupción de buena
parte de la casta política ya no supone una salvedad, es lo común y nos han
acostumbrado de tal forma que lo asumimos como normal. No nos altera… por eso les
seguimos votando una y otra vez, a pesar de las evidencias de corrupción de esa
casta de sinvergüenzas. Y me duele porque tengo amigos en el PP y en PSOE que
han dejado retazos de sí mismos y han trabajado en esos partidos honestamente
durante mucho tiempo. Los militantes honestos no merecen esos partidos que
desvirtúan la democracia.
Lo que nos distingue de un lobo que no es detectar
un árbol caído, es percibirlo como algo inesperado y preguntarnos por qué se ha
caído. Hoy he leído que un ministro inglés ha dimitido porque no pagó una multa de
tráfico… Qué fracaso es percibir esto como una excepción.
¡Estos británicos, tan raros como siempre!
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