sábado, 14 de marzo de 2015

Medalla nueva para el Nazareno

Parece una broma, pero no lo es. Lo hacen absolutamente convencidos de la seriedad del asunto. Me refiero al alcalde y a los concejales que me representan en San Fernando, que acaban de imponer a la imagen del Nazareno (que es Regidor Perpetuo de La Isla desde hace cinco años) la medalla corporativa del Ayuntamiento… porque, al parecer, la que tenía era obsoleta y convenía renovarla.


Visten los miembros de la corporación sus correctas galas y muestran sus gestos contritos en señal de respeto a una imagen religiosa. Es el mismo respeto que regalan a los señores cofrades —respeto que merecen como cualquier ciudadano de bien, miembros de cualquier asociación gastronómica, cultural o deportiva—. Son ellos, los cofrades, garantes de la pantomima de colocar medallas a un alcalde de madera… y son ellos los que proporcionan los votos que colocan a esta corporación en los escaños municipales, que a su vez retroalimentan la ridiculez de la situación colocando medallitas, como una pescadilla que se muerde la cola. 

Aquí nadie se sonroja. Nadie se cuestiona la ridiculez de la situación. Nadie denuncia lo absurdo de que un alcalde imponga una medalla a una imagen religiosa… Y nadie lo hace porque ser crítico, hosco y mordaz con este tipo de comportamientos populista-religiosos suele ser impertinente y propio de intolerantes. Pero si mi alcalde y concejales hacen tonterías nos arrastra con tal gesto, a todos sus representados, a la consideración de tontos… y para eso no hemos votado. Se ve que no les importa (tal vez ni se lo plantean) que muchos o pocos de los representados en este pueblo sintamos vergüenza ajena cuando vemos a nuestros políticos haciendo tonterías como esa. Será que están acostumbrados… al fin y al cabo los ministros de su gobierno también lo hacen. Está en sus genes ideológicos y por eso se les ve cómodos con esta simbiosis entre poder político y poder religioso… es un ramalazo de medievo mezclado con rancio franquismo (¡cómo me avergüenza escribir esto!) que no han superado todavía, ni se les ve intención.

Nosotros, parte de la gente, también estamos acostumbrados a que los políticos que tenemos (casi todos, no sólo estos) no sepan distinguir, y no quieran separar, sus convicciones religiosas de sus obligaciones políticas… entre otras cosas porque mantenerse al margen de las confesiones, como manda la Constitución (me refiero de las cofradías y pare usted de contar, no nos engañemos), les restaría los votos necesarios para gobernar en San Fernando.

Y el voto es lo importante, amigo… lo que se hace con él es otra cosa. ¡Qué te habías creído!

1 comentario:

Rosario Sentís dijo...

En El Puerto ya hace un tiempo que tambien le impusieron la medalla de la ciudad a un Nazzareno