Coincido con lo que escribe Alberto Garzón, y coincido
con lo que le escucho a Pablo Iglesias. Si en lo político estoy en algún
sitio, es con los de abajo, tirando a la izquierda. Porque me parece que abajo
y a la izquierda es el lugar de las personas, de todas las sensibilidades políticas
y sociológicas, desahuciadas por este sistema injusto y criminal.
Por 'sistema injusto y criminal' me refiero al
conjunto de valores que nos ha impuesto el poder financiero que se ha apoderado
de las democracias occidentales. Democracia que nos costó mucho conquistar aquí,
y que han convertido en una franquicia que se dedica a defender unas cuentas saneadas
y abandona lo que debería ser su principal objetivo: garantizar las mínimas
condiciones de bienestar para la gente. La felicidad no es un parámetro
que este sistema tenga en cuenta. Por eso el capitalismo neoliberal que nos ha
impuesto el poder financiero es un crimen histórico, y tarde o temprano
aflorará como tal.
Y de poco sirven las democracias que sólo buscan eso,
un crecimiento económico falsario, porque reafirma y afianza la desigualdad
entre los pocos privilegiados y los muchos desahuciados que jamás alcanzarán un
mínimo bienestar con este sistema de valores que nos imponen.
Por eso coincido con las políticas que se enfrentan a
este sistema. Por eso me resulta una broma volver a votar a partidos
tradicionales que no se enfrentan a él, sino que lo gestionan, aunque sea con
cierto sesgo social. Y las sociedades nunca progresan desde posturas que
aceptan lo establecido (en este caso, no establecido, sino impuesto sin el
consenso democrático) Las sociedades avanzan, y los pueblos conquistan
libertades y derechos a los poderosos, únicamente derrotándolos (...ojalá sea
en las urnas) Porque los que tienen el poder, y gestionan sus propios
privilegios, nunca regala nada.
¡Y cómo se defiende el poder cuando se siente
amenazado! Y digo esto pensando en la sombra de amenaza que está suponiendo PODEMOS
para los planes del sistema, y en cómo intentan neutralizar su avance electoral
utilizando a destajo los medios de manipulación masiva.
Decían en las películas que la prensa era el Cuarto Poder…
pero eso debía ser antes, hoy la prensa y todos los medios de comunicación son
parte del Único Poder. Es el mismo poder financiero que compra gobiernos con
puertas giratorias, manipula los precios de las futuras cosechas, gestiona el
hambre y la sed de regiones enteras del planeta, y cuando los ciudadanos se
revelan, definen quienes son terroristas y quiénes no. Son los mismos que hunde
economías de naciones hostiles, los que crean o deshacen países a conveniencia
del mayor beneficio, etc., etc., etc. Y también son los dueños de televisiones,
radios, periódicos y revistas de difusión masiva con los que manejan a placer la
conciencia colectiva y, por supuesto, los procesos electorales apoyando las
opciones amistosas, o hundiendo, en un indecente ejercicio de todo vale, las opciones políticas que
resultan incómodas.
Por eso, ya digo, votaré a las opciones políticas que
se opongan abiertamente a estos criminales. ¡No se sí me explico!
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