"Si no quieres que se rían de tus creencias,
no tengas creencias tan graciosas"
Tomado de internet
Lo de Javier Krahe es un contradiós con todos sus avíos —…lo están juzgando en 2012 por cocinar un crucifijo para dos comensales en 1978, parece un argumento del mejor Berlanga—. A servidor le parece que este es un juicio ridículo y absurdo. Otro contradiós fue aquella condena a muerte dispuesta por el ayatolá Jomeiní —un ilustre iluminado, el hombre— sobre Salman Rusdie por sus “Versos Satánicos”. O lo que se armó por esas viñetas danesas sobre el profeta Mahoma… En España, este país de opereta, lo que ocurre con Krahe se llama “atentado contra el sentimiento religioso” y sobre este tipo de afrenta giró la vida de los españoles durante siglos. Lo curioso y raro es que tal estulticia sigue descrita en el artículo 525 del Código Civil:
“Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican”
Claro, ¿cómo se prueba que existió afán de ofensa por una parte y que la otra se siente ofendida? ¿Eso cómo se hace? ¿Cómo se demuestra la existencia de un sentimiento? Mi amigo Demetrio tiene razón, ¡por qué puñetas no lo han derogado en estos años de democracia!
Pues no sé… aquí, por contra, todos los días el gobierno “ofende los sentimientos de los miembros” de muchos colectivos ciudadanos (médicos, maestros, profesores, hipotecados, ahorradores, accionistas de “preferentes”, jubilados, pacientes, clientes de Bankia, etc.) y nos lo tragamos en silencio porque parece que no es delito. O se cierran hospitales, se infrautilizan centros de salud, se aglomeran las aulas, se merman derechos laborales, se deja de investigar… y no pasa absolutamente nada. Ningún responsable de imponer esas medidas incurre aparentemente en ninguna “ofensa a los sentimientos de nadie”. Al revés, según el gobierno —por poner un ejemplo de ayer mismo—, el comportamiento de los gestores de Bankia no ha ofendido a nadie y, por tanto, no es necesaria ninguna investigación sobre los 23.500 millones de euros que han perdido no se sabe cómo. ¡Tócate el pito, Arturito! Por cierto, y hablando de pitos, pitar a la bandera y al himno sí parece ser una ofensa…
No sé… aquí, puestos a ofender el sentimiento de alguien, el obispo de Alcalá de Henares puede ofender el de los homosexuales, el gobierno puede ofender impunemente los sentimientos y los bolsillos de cualquier colectivo, pero un ciudadano no puede poner en solfa —cocinando un crucifijo, por ejemplo— la gilipollez de algunos…
Supongo que se me pasará, pero hoy me da vergüenza ser español.
Post Data: Seguía dándole vueltas al asunto... No será que los católicos son muy suyos con esto de la teofagia, y la carne y la sangre de Cristo se comen crudas, y de ahí la cosa…
No hay comentarios:
Publicar un comentario