No he visto perros más buenos y dóciles que los perros de los llamados perroflautas... que, dicho sea de paso, me caen estupendamente desde que doña Esperanza menospreció a los acampados del 15M en Sol llamándoles de esa forma en un intento de menospreciar.
Pues eso, que un buen perroflauta no puede ir por ahí sin su perro... aunque sea de peluche. ¡Una ovación para este hombre que toca la guitarra en una esquina de la calle Rosario de San Fernando!
Una sonrisa nunca viene mal, ¿verdad?
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