A la recachita. Así se
dice por aquí cuando uno se resguarda del viento frío y queda al rescoldo del
tibio sol de invierno… Hay en Cádiz un bar que se llama Mares, está enfrentado
a la mar océano, y cumple con todas las condiciones para decir que estamos a la
recachita. Parece mentira que ahí arriba, en el paseo marítimo, sople una brisa
helada… Uno se queda enfrentado al sol como un lagarto, retrepado en la silla y
con los ojos cerrados para sentir mejor la calidez de los rayos. Y así dejamos
pasar los minutos… recorriendo silencios.
Mi amigo empieza estar agobiado. Cada año le cambian
las leyes y las normativas fiscales, y eso, para los que tienen que usarlas es
un caos. Parece que los políticos van cambiando esas leyes conforme la crisis
muta, y como muta tan deprisa, cada año es más complicado para él hacer
correctamente su trabajo. Parece que todos, cada uno en su parcela, nos vamos
instalando en el desasosiego eterno… el trabajo, los hijos, los padres. No sé…
La mesa de al lado está preciosa. La luz se filtra a
través de las copas y la estampa es bella. Les pido permiso para hacer una foto
y se retiran gustosos. Es un placer encontrar a gente educada. La verdad es que
–aunque a veces no lo parezca- hay mucha más gente educada que grosera… hago
las fotos para dejaros aquí una de ellas. Siempre me pasa lo mismo, cuando la
política, la economía y la realidad me desbordan, recurro a una imagen como
refugio. Se nos olvida, pero hay otro mundo, más cercano, que ofrece
recompensas más inmediatas… creo.
Conchy ha conocido a Karen. Es austriaca, de Viena,
pero ha vivido en Guatemala cuatro años, por eso habla estupendamente el
español. Lleva sólo diez días en Cádiz y ya se ha apuntado a un coro… dice que
estaba buscando piso y que al pasar escuchó las voces del ensayo; así que entró
y se apuntó. ¿Pero qué es? ¿Una Erasmus? Noooo, debe tener cincuenta años o
más; se ha venido a Cádiz para escribir la tesis, que ella es profesora de
música –ha sido directora de coros y todo-. Karen le dijo que tiene unos meses
libres y se ha buscado un sitio con calorcito y con mar, que, por lo visto, en
Austria son cosas que se aprecian mucho… Que graciosa, ¿no?
¡Jolines! Se nos olvida lo que tenemos. Karen lampando
por un poquito de sol y sal, y nosotros aquí, a la recachita, sin inmutarnos de
tener ese peasso océano delante…
1 comentario:
En mi pueblo. San esteban del Valle, Ávila, también es "recachita lo que describes en las primeras líneas.
Publicar un comentario