miércoles, 13 de julio de 2016

…cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí

Pasan muchas cosas en tu mundo. Tu mundo es esa pequeña porción de universo que te rodea y que te alcanza de alguna forma; es la microscópica fracción de energía que interacciona contigo y te provoca sensaciones. Parece que al final, nos guste o no, lo creamos o no, todo consiste en eso, en percibir a través de tus sentidos algún tipo de frecuencias medibles y reaccionar frente a ellas… pero, tranquilos, amigos, que tal visión del universo y de la vida no significa menospreciar ni privarnos de espiritualidad, conste.

A veces descubres que pasan cosas que, atravesadas por nuestros filtros culturales y personales, deberían hacerte saltar de indignación… pero apenas reaccionas. Seguramente es porque hemos evolucionado para eso, para sobrevivir a cualquier cosa, incluso a la observación directa de la barbarie más grandiosa o de la más estúpida…

…estaba pensando en la muerte en Teruel del torero Víctor Barrio, en la cantidad de gente sin empatía que se ha alegrado de su sufrimiento y lo ha manifestado públicamente, en los insultos que ha recibido por dedicarse a matar toros… y lo he dejado estar porque conscientemente he decidido no reaccionar ante todas las cosas que pasan en mi pequeño universo.

Y, sin embargo, acabo de leer estupideces en sentido contrario… y ahora sí decido reaccionar. ¡Esto no hay quien lo entienda! O tal vez sí (que nos conocemos ya). Se trata de un cura de Villamuñio (León) que dice entre otras lindezas respecto a los que se han alegrado de la muerte del torero Víctor Barrio: 
«…creímos ingenuamente [se refiere este sujeto a los verdaderos españoles, o sea, a los ganaron la guerra en 1939] que a base de educación, magnanimidad y perdón, España se curaría del cáncer que la aquejaba. ¡Craso error! Las células enfermas permanecieron aletargadas durante años, pero han renacido y podrido España de nuevo». (Fuente)

Este hombre es de los que volverían a matar moscas a cañonazos y sajarían en carne sana el cáncer de los malos españoles, empezando por los antitaurinos que no se alegran de la muerte de hombres y se apenan por la muerte de toros, que son mayoría. He parafraseado a Millán-Astray, el famoso necrófilo —lo digo por lo de ¡Viva la muerte! que le gustaba a él propalar— que fundó la Legión Española (junto a don Francisco, caudillo de todos los españoles, quisieran o no), y dejó dicho en 1936 su solución para la unidad de España: 
«¡Cataluña y Vascongadas, Vascongadas y Cataluña, son dos cánceres en el cuerpo de la nación! ¡El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!».

Lo que parece claro es que la educación de la que habla este cura de Villamuñio tampoco ha llegado a él ni a los suyos. Y eso sí que da miedo.


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