Hoy pienso que mi amiga va a tener
razón. Mi amiga ha decidido convertirse en tortuga. Construirse un caparazón
resistente y refugiarse en él para vivir la vida que le dejen vivir... sin
resistencia, sin molestar, sin interferir. Para mi amiga lo que sale en los
telediarios, se habla en las radios y se lee en los periódicos son cosas que
pasan en otro mundo. Todo eso ocurre en un planeta tan lejano que no tiene nada
que ver con el suyo. El suyo es el mundo realmente real y no va más allá de su
trabajo, no va más allá de su familia y amigos, y no trasciende los veinte
kilómetros cuadrados en los que discurre su vida. Para mi amiga, lo que ocurre detrás
de la siguiente esquina no le atañe. Las cosas malas les pasan a otros porque tienen
hipoteca, porque están parados, porque están enfermos, porque son dependientes,
porque quieren estudiar, porque quieren cosas que no tienen…
A veces lo hemos hablado con cierta
tirantez. Ella puede hacer eso porque le ha tocado vivir en una de las pocas
burbujas que aún permanecen intactas en este cambio de paradigma, y que se
están convirtiendo en un anacronismo. Un pequeño trabajo estable y un marido
con otro pequeño trabajo estable. Unos hijos medio instalados en el sistema.
Unos mayores a los que de momento pueden atender... Mi amiga está instalada en
el viejo mundo y la perspectiva de abrir los ojos y asumir la injusticia global
de lo que tenemos encima la aterroriza. Por eso prefiere cerrar los ojos y
encerrarse en su coraza.
A veces me lo ha dicho: Pero cómo puedes
vivir así, amigo. Todo el día pendiente de las cosas malas que pasan en el
mundo. Todo el día leyendo cosas de economía y de política, escuchando lo que
dicen unos y otros. Si da igual lo que digan, porque todos dicen las mismas
mentiras y luego hacen lo contrario de lo que dicen...
Mi amiga se aísla y creo que consigue
ser bastante feliz en su ignorancia mimada y buscada (…por eso a veces la
envidio) Ella misma asume que no es más que una hoja en mitad de un huracán, y que una
simple hoja no puede hacer nada para aplacar los vientos... Sólo se pone de
lado para que pase lo antes posible.
Lo que no sabe mi amiga es que el huracán
ha llegado para quedarse y que tarde o temprano la arrastrará también a ella,
la que se piensa inmune.
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