Mis paisanos de Ceuta se enorgullecen de vivir en la ciudad de las Tres Culturas: la cristiana, la islámica y la hebrea –aunque en realidad son cuatro, habría que incluir a los hindúes-. Son culturas vinculadas a la religión de origen. Servidor siempre ha pensado que entre ellas hay más coexistencia que convivencia… aunque, ya sabemos, eso es una cuestión controvertida y sujeta a múltiples interpretaciones. No sé si alguien ha estudiado el grado de asimilación o de inmersión de una cultura en otra… si es que se da ese sincretismo.
En la vieja Isla de León también tenemos tres culturas -en este caso no vinculadas precisamente a la religión-. La primera es la más vetusta y conservadora, sus miembros suelen ser mayores, suelen vestir con chaqueta y corbata y llevan al cuello un medallón que los distingue del resto de mortales. Son los miembros de la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes y todos sus actos comienzan invariablemente como deben comenzar estas cosas, con un Excmo. Sr. Presidente de la Academia, Excmo. Señor alcalde, Excmo. Señor almirante de la Carraca; excelentísimos señores académicos; señoras y señores… y luego se habla de una enorme variedad de cosas más o menos interesantes. Es la cultura ortodoxa y recibe el reconocimiento y el apoyo implícito y explícito del poder local. Aquí he escuchado en numerosas ocasiones a doctos y venerables señores. Este cauce cultural está por encima del bien y del mal y no intenta transgredir o criticar lo establecido... diría por esa razón que es su cómplice, que ha abandonado su vigilancia intelectual y crítica. No huelen a nada, pero si oliesen sería a viejo papel de periódico.
Hay otra cultura que emana de jóvenes investigadores. Son las nuevas generaciones universitarias que se van a integrar en el sistema. Hoy son pre doctores o jóvenes doctores y se baten de beca en beca, investigando y aportando conocimientos de la ciudad a la propia ciudad. Estos visten con jersey y trenca, utilizan las redes sociales y tienen cierto apoyo del poder local. Normalmente comienzan sus conferencias con un buenas tardes, gracias por venir… porque, entre otras cosas, es dificilísimo llenar un aforo en esta ciudad con charlas sobre (p.e.) prehistoria y arqueología , y el agradecimiento al personal que asiste es sincero. A este otro cauce cultural le sobra frescura y dinamismo. Todo lo que ofrecen es nuevo, es esencialmente nuevo, extraído física y literalmente de la tierra y del laboratorio por los propios actores. Su prestigio se basa en sus aportaciones novedosas y en el intento desinteresado de divulgar conocimientos de la ciudad. Se me eleva el ánimo cuando los veo y escucho. Si oliesen a algo podría ser a tierra húmeda y a nítrico…
La Regadera es la tercera cultura de San Fernando, esta vieja Isla de León. Nace de la propia calle; fruto de un tiempo en el que las generaciones mejor preparadas de este país no tienen sitio. Este tercer cauce cultural es consecuencia de una sociedad profundamente injusta. La voz de La Regadera es rabia y es impostura. La sola existencia es un fracaso social, es un bofetón y es una puesta en evidencia de carencias. La cultura que nace en las aceras es un grito de contestación a lo establecido, es una oposición a la injusticia y es una protesta ante la pasividad de la gente que se deja maniatar. Son asamblearios. Si de algo sirviera rezar, lo haría para que siguieran visibles porque son la prueba de que esto merece un poco de esperanza. Los miembros que encauzan esta tercera cultura visten de forma informal. La estética y la razón de ser son diametralmente opuestas a las de San Romualdo… algunos esperan que huelan a porro, pero huelen a lavanda y a brotes verdes.
Tres eran tres las hijas de Elena.
Tres eran tres y las tres eran buenas.
Tres eran tres y las tres eran buenas.
Seguramente hay otras culturas en esta vieja Isla de León, pero me interesan menos… dicen que unas huelen a incienso y otras a vino abandonado en el fondo de un vaso. Adalides tendrán que las defiendan. Supongo.
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