jueves, 26 de noviembre de 2009

Excomunión para Bono, el proabortista

…llueve y hoy discuten en el parlamento español la llamada ley del aborto. Los obispos, encabezados por Martínez Camino, deben estar tomando nota, lista en mano, para ver a que parlamentarios excomulgan… a sociatas y comunistas ya los deben tener apuntados, la duda y la expectación está en los parlamentarios de la derecha… Por ejemplo, ¿qué votará Celia Villalobos? Porque la malagueña, en esto del aborto, siempre ha ido por libre. Y otro a quien deberían vigilar los obispos es a José Bono, que se define abiertamente católico practicante, incluso le reconoce mucha autoridad moral a la clerigalla… pero no deja de estar afiliado en un partido de izquierda posible. Y a servidor le gustaría escuchar —tal vez ambos lo hayan hecho— los malabares dialécticos para compaginar sus posiciones como personas de fe versus personas de partido laico. No sé… seguro que buscan y encuentran una explicación adecuada para salir airosos. (P.D. Luego he sabido que ambos han sido disciplinados con su voto… o sea, que al bueno de Bono me lo van a excomulgar to enterito)

Y, es que, la obediencia doctrinal que exige la clerigalla a los parlamentarios católicos es una exigencia torticera y sibilina, que choca frontalmente con su labor legislativa, porque ellos —los parlamentarios— no son hombres de iglesia; se deben única y exclusivamente a los ciudadanos que les han votado, crédulos e incrédulos.

Y, es que, la clerigalla catolicista es muy lista —tiene que serlo para haber sobrevivido tanto tiempo y seguir provocando el respeto de muchos—, entre otras cosas porque sigue proclamando como una verdad incuestionable que cualquier autoridad emana directamente de Dios… Y esto lo dicen, y lo repiten, cada domingo y fiesta de guardar, que no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas… De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios, resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. (Carta de Pablo a los Romanos, 13: 1 y 2)… ¡Dios mío, y se quedan tan anchos!

Recordemos que desde que Constantino se alió con los cristianos para derrotar a Magencio, hasta el mismísimo Franco, todos los príncipes obtuvieron su autoridad por la gracia de Dios. ¿Y quienes interpretan los designios de Dios sino los propios clérigos? Conseguir que reyes y emperadores se humillaran ante papas y obispos era el verdadero poder… Este genial invento de un neurótico iluminado —Pablo de Tarso— es el germen de la teocracia a la que los obispos españoles no parecen renunciar.

Y es que inducir a los parlamentarios hacia un voto determinado mediante el chantaje de la excomunión significa que los obispos desprecian olímpicamente la democracia… cosa que ya sabíamos desde Paulo de Taso, pero si algún parlamentario les hace caso es que hemos elegido a imbéciles.

Simplemente no son de este tiempo. La clerigalla catolicista –y por extensión los seguidores de Yhavé y Alá- debería renunciar al mundo terrenal y dedicarse a lo espiritual, dentro y solo dentro de sus templos, sin molestar.



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