Mi madre compraba allí los zapatos; lo hacía a plazos mensuales, sin papeles de por medio, y a veces había que saltar algún mes porque las cosas eran como eran… pero había confianza. Y mientras mi madre trajinaba, el niño se quedaba parado delante del espejo inclinado, y miraba ese extraño mundo reflejado a 45º...
…cincuenta años más tarde el niño grande sigue haciendo lo mismo. Mientras mi compi de la vida trajina con cajas y zapatos, me planto delante del espejo inclinado y allí me quedo todo el tiempo, como un pasmarote, disimulando para que no se note demasiado, y haciendo poses con mis zapatos viejos mientras me dejo fascinar con el mundo reflejado a 45º… y me acuerdo de Calzados Cutillas, y de mi madre, joven y atractiva, que no me soltaba la mano no me fuera a perder…
…cosa que al final -¡la pobre!- no ha podido evitar
Y ya puestos, y hablando de zapaterías, quiero dejar de nuevo constancia de mis inclinaciones. Es el momento de hacerlo... llevo más de un año hablando de la repugnancia que me produce la Aznarquía, o sea, la forma aviesa, desleal y miserabe de ejercer la política que tiene el PP, y justamente ahora, en plena campaña electoral, estoy cansado de hacerlo. Ya que no encuentro palabras nuevas, valga al menos una fotografía. Esta:
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