Hay una forma leal y honesta de ejercer la política, desde el gobierno y desde la oposición. Uno, que ya tiene su propia memoria histórica, recuerda este talante en los duros tiempos de la transición; cuando el bunker resistía asesinando abogados y los salvapatrias afilaban sus cuchillos en los cuarteles… y, sin embargo, pese a la dureza de ese presente y a la incertidumbre del futuro, existieron políticos tan antagónicos como los de hoy… pero todos ellos entendieron perfectamente quien era el enemigo.
Foto de ÁLVARO GARCÍA. Extraída de El País, 23 Enero 2008
Eran políticos en las antípodas ideológicas, pero nobles; y, sobre todo, leales a la ciudadanía. Usaron toda la ironía y el sarcasmo que quisieron en la confrontación política, se dijeron las cosas necesarias… pero no olvidaron el interés superior del Estado. Uno tiene esa percepción —que es una alta percepción— de aquellos hombres… hablo de Roca, Felipe, Alfonso, Fraga, Peces-Barba, Herrero de Miñon, Carrillo, Pujol, Solé Tura, etc., etc., que supieron respetar al oponente por encima de las ideologías, y, sobre todo, apoyaron al gobierno en la lucha contra los enemigos.
Pero también hay otra forma de ejercer la política. Es una forma bronca, desleal y rayana en lo miserable… es una forma de hacer política que desprecia al oponente y utiliza bajezas. Hoy lo he vuelto a ver en los dirigentes del PP y en los que dirigen a las víctimas del terrorismo (vean la noticia), que no quieren entender quien es el enemigo. Y que no tienen el menor reparo en mezclar la lógica visceralidad de las víctimas para denostar la política antiterrorista del gobierno… y lo hacen, y lo dicen abiertamente, para ganar votos y el poder.
Los romanos tenían esta lección bien aprendida y la usaron incansablemente a lo largo de su historia:
“Hazte amigo del enemigo de tu enemigo”.
Que las víctimas de Alcaráz y la cúpula del PP, se erijan así mismas en enemigas del gobierno en cuestiones de terrorismo, supone en la práctica que utilizan a los terroristas para tomar el poder…
…y, sinceramente, estas formas le parecen a servidor pelín miserables.
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