El pasado 24 de Febrero, nos volvimos a reunir los Niños de Villajovita. Para el que no lo sepa, hace aproximadamente un par de años nos reencontramos después de cuarenta. Esta vez fue en Los Barrios (Cádiz) y hubo algunas incorporaciones muy agradables (estoy pensando en mi compadre Carlos Bernal, que nos regaló el “Niño Yuntero” un tema del maestro Serrat con letra de Miguel Hernández… lo pillamos a traición y, aunque él dice que está oxidado, hizo una interpretación magistral, como siempre) La excusa para esta ocasión fue la presentación del libro de Maribel Lorente, “Anastasia Contenta”. (AQUÍ un regalito para Maribel)
Fue una delicia estar con todos ellos, pero lo fue más leer el libro de Maribel Lorente. Relata de manera sencilla la adaptación de Anastasia, una niña ucraniana de 10 años, rubia y de ojos claros, que vivió en Ceuta en el verano de 2005. Maribel fue su mamá española durante ese tiempo.
Leí el libro en un rato y quedé enamorado de la niña… y de la madre de acogida. Ya conocía a Maribel desde hace cuarenta años porque era la hermana de mi amigo Pepito.Pepito siempre fue un niño con mucha iniciativa… y su hermana pequeña era simplemente eso, una rubita que ni siquiera molestaba a los chicos mayores. Pero tenía una sonrisa encantadora y contagiosa. No he sabido de ella desde entonces… como tampoco he sabido de ninguno de los niños de mi barrio durante esas cuatro décadas. Y ahora, nos reencontramos con una mujer generosa que sigue riendo con los ojos y con todo el semblante.
Leí el libro con un nudo en la garganta. Reconozco que desde 1998 lloro con facilidad, pero no creo que en esta ocasión fuese debilidad porque el libro es delicioso y nos deja un regusto con los dos registros del drama clásico: la alegría y la tristeza, la risa y el llanto…Sin su permiso voy a volcar un pequeño cuento que Maribel incluye en su libro. Se lo contó a Anastasia una noche que preguntó si Papá Noel sólo traía juguetes. Maribel le dijo que a veces regalaba cosas que deseábamos mucho...
Anastasia debía regresar a Ceuta en Navidad. Pero no pudo; y no volverá. Ahora vive en Ucrania con su padre… pero me imagino a la niña, crecida ya, conservando en su memoria las imágenes de Ceuta, ese pueblo extraño en los confines del mundo, y conservando en su corazón, el roce cálido de Maribel. Imagino a esa niña, con una vida resuelta buscando el rastro de su mamá española en internet para poder volverle a decir: Anastasia contenta…
Ya sé que hoy es fácil encontrar a cualquier persona, pero, por si acaso, añado esta entrada (MARIBEL LORENTE ANASTASIA UCRANIA CEUTA) para que los buscadores las encuentren ya reunidas para ella, para esa niña de ojos verdes que cautivó a Maribel, la pequeña rubia que también reía con los ojos.
FALTA FOTO: AnastasiaOjos2web.jpg
Fue una delicia estar con todos ellos, pero lo fue más leer el libro de Maribel Lorente. Relata de manera sencilla la adaptación de Anastasia, una niña ucraniana de 10 años, rubia y de ojos claros, que vivió en Ceuta en el verano de 2005. Maribel fue su mamá española durante ese tiempo.
Leí el libro en un rato y quedé enamorado de la niña… y de la madre de acogida. Ya conocía a Maribel desde hace cuarenta años porque era la hermana de mi amigo Pepito.Pepito siempre fue un niño con mucha iniciativa… y su hermana pequeña era simplemente eso, una rubita que ni siquiera molestaba a los chicos mayores. Pero tenía una sonrisa encantadora y contagiosa. No he sabido de ella desde entonces… como tampoco he sabido de ninguno de los niños de mi barrio durante esas cuatro décadas. Y ahora, nos reencontramos con una mujer generosa que sigue riendo con los ojos y con todo el semblante.
Leí el libro con un nudo en la garganta. Reconozco que desde 1998 lloro con facilidad, pero no creo que en esta ocasión fuese debilidad porque el libro es delicioso y nos deja un regusto con los dos registros del drama clásico: la alegría y la tristeza, la risa y el llanto…Sin su permiso voy a volcar un pequeño cuento que Maribel incluye en su libro. Se lo contó a Anastasia una noche que preguntó si Papá Noel sólo traía juguetes. Maribel le dijo que a veces regalaba cosas que deseábamos mucho...
“Las Navidades pasadas le escribí una carta a Papá Noel y le dije que quería una niña rubia de Ucrania, con el pelo largo, los ojos muy verdes y que se llamara Anastasia. Papá Noel, cuando recibió mi carta, se fue en su trineo, y recorrió toda Ucrania, buscando esa niña. Miraba por las ventanas de las casas, por las chimeneas, por las terrazas, por las azoteas, y no encontraba una niña con esas características.
Una noche, Papá Noel, tenía mucho frío porque había nevado mucho, y decidió llamar a la puerta de un internado que había en una ciudad ucraniana llamada Lugansk. Allí había muchos niños y niñas que estudiaban mucho para poder pasar el verano en España. Papá Noel le pidió permiso a la directora para quedarse allí esa noche porque tenía hambre y frío y estaba cansado de viajar.Cuando ya todos dormían en el internado, Papá Noel escuchó los llantos de una niña que dormía en la habitación de al lado. Se levantó y fue a mirar quien lloraba. Vio una niña que soñaba en voz alta, miró un letrero que había en la cabecera de su cama y ponía “Anastasia”. Miró su pelo y vio que lo tenía muy rubio, le miró los ojos y descubrió que los tenía verdes. En ese momento, Papá Noel, supo que esa era la niña que yo buscaba. Se acercó a ella y muy despacio, para que no se despertara de su sueño, le dijo al oído: “Tú serás la niña que irá a Ceuta este verano, y allí serás muy feliz”
La niña, aún dormida, dejó de llorar y sonrió. Papá Noel por la ventana y había dejado de nevar. Entonces cogió su trineo y se marchó muy contento porque sabía que ya había encontrado a la niña de mis sueños.”
Cuando termine el cuento que me acababa de inventar, Anastasia me miró fijamente y sonriendo me preguntó incrédulamente:
- ¿Papá Noel existe?
Le respondí que era necesario creer para que los deseos se cumplieran. Eso fue lo que yo hice, y por eso, ella estaba allí conmigo en ese momento.
Anastasia debía regresar a Ceuta en Navidad. Pero no pudo; y no volverá. Ahora vive en Ucrania con su padre… pero me imagino a la niña, crecida ya, conservando en su memoria las imágenes de Ceuta, ese pueblo extraño en los confines del mundo, y conservando en su corazón, el roce cálido de Maribel. Imagino a esa niña, con una vida resuelta buscando el rastro de su mamá española en internet para poder volverle a decir: Anastasia contenta…
Ya sé que hoy es fácil encontrar a cualquier persona, pero, por si acaso, añado esta entrada (MARIBEL LORENTE ANASTASIA UCRANIA CEUTA) para que los buscadores las encuentren ya reunidas para ella, para esa niña de ojos verdes que cautivó a Maribel, la pequeña rubia que también reía con los ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario