Mientras cenábamos en la nochevieja de 2021, mi nieta Vega, de nueve años, preguntó quienes eran las niñas de la foto que veía en la pared. Era una foto que mi amigo Alfonso nos regaló hace ya unos años. Y, aunque estaba un poco lejos de Vega, intentó leer la dedicatoria. Entre la lejanía y la caligrafía le resultaba difícil, así que la ayudé leyendo al mismo tiempo que ella iba descifrando: En la vida mucha gente juega al escondite… Yo no recordaba qué había escrito Alfonso. Cuando leí con Vega …para Bala por su alegría y su sonrisa que hace felices a los que la rodean… No pude terminar de leer. Se hizo el silencio en la mesa.
A ratos esto duele mucho.